Cáncer de vejiga

El cáncer de vejiga es una proliferación de células dentro de esta que pierden el control normal de crecimiento. El cáncer de vejiga constituye el quinto cáncer más común en el hombre y el décimo en la mujer. Los hombres tienen una frecuencia 2,6 veces mayor que la mujer. A pesar del incremento de su incidencia en el periodo 1980-1995, la mortalidad ha disminuido en un 8% debido a los avances en el tratamiento. Actualmente la sobrevida a los 5 años por cáncer superficial de vejiga es mayor al 95%. El tipo más común es el carcinoma urotelial y aproximadamente el 70% son superficiales. El otro 30% son casos más avanzados que se extendieron a la capa muscular de la vejiga con mayores posibilidades de extenderse a otros órganos. Menos frecuentes son otros tipos histológicos como el carcinoma epidermoideo o el adenocarcinoma.

Cistitis

La infección urinaria en la mujer constituye una de las infecciones más frecuentes. Cerca del 30% de las mujeres entre 20 y 40 años han tenido un episodio de infección urinaria durante su vida. Puede manifestarse con compromiso vesical (cistitis) o bien renal (pielonefritis). La cistitis puede manifestarse con aumento de la frecuencia miccional, ardor al orinar (disuria), molestias en hemiabdomen inferior, micciones con escaso volumen y, a veces, presentan sangrado con la micción (hematuria). Cuando aparece fiebre mayor de 38°C axilar, dolor lumbar, escalofríos, nauseas, vómitos y decaimiento general estamos en presencia de compromiso renal (pielonefritis).

Incontinencia Urinaria

La Incontinencia Urinaria es una condición que se presenta en diferentes enfermedades, afectando a todos los grupos de población, edades y, aunque es más frecuente en la mujer que en el hombre, a ambos sexos. Por su frecuencia, gravedad, connotaciones psicosociales y económicas, es una de las patologías más importantes de nuestra sociedad.

Afecta a mujeres, ancianos, niños y pacientes neurológicos que presentan a la incontinencia, no sólo como un problema médico y social objetivo, sino también un daño importante a nivel psicológico, suponiendo para la persona que la padece una limitación severa que afecta de forma permanente sus actividades. De esta manera, quienes padecen incontinencia urinaria limitan su vida social, su capacidad de visitar amigos, familiares, se preocupan por si huelen mal, se sienten deprimidos, así como también dejan de hacer ejercicios físicos y de rehabilitación. La vida sexual y de pareja también se ve afectada, ya que muchos se sienten avergonzados y de esta manera disminuyen su autoestima.

La incontinencia urinaria, además, genera abultados costos económicos ya que no solamente deben solventarse los tratamientos farmacológicos, kinesiológicos o quirúrgicos, sino también una serie de costos ocultos, como la compra de pañales, gastos de lavandería, perfumes, desodorantes, cremas para proteger la piel, etc.

La incontinencia urinaria es la pérdida involuntaria de orina objetivamente demostrable, que constituye, para la persona que la sufre, un problema social e higiénico.

Una concepción más general de salud implica una mayor comprensión de los aspectos sociales, entre los que la información tiene especial importancia. De esta manera se logra una prevención de enfermedades y una promoción de estilos de vida sanos. Dentro de esta concepción, la incontinencia urinaria debe ser considerada como una enfermedad en la que sus causas deben ser tratadas. En ese marco, los tratamientos actuales ofrecen una gran variedad de respuestas, desde las terapias kinésicas, farmacológicas y cirugías mínimamente invasivas, hasta las cirugías convencionales.

En abril de 1995, INDAS decidió encargar un estudio epidemiológico a una empresa especializada para obtener datos fidedignos sobre la población incontinente. El objetivo era extrapolar esos datos a la población total española con un alto grado de veracidad. Los resultados del estudio indican que en España existen más de 600.000 personas, con edades comprendidas entre los 35 y 65 años, que han padecido algún episodio de incontinencia en su vida.

Según estos datos, podemos diferenciar tres grupos de población de mujeres afectadas por incontinencia entre ligera y moderada, activas, no enfermas y que precisan realizar una vida normal.