El dolor, la ausencia de orgasmo y de deseo y los problemas de excitación tienen solución. Hablar abiertamente y con naturalidad sobre estas dificultades facilita que quienes padecen disfunción sexual consulten a tiempo a un profesional y es el primer paso para encontrarles una respuesta
En Estados Unidos sufren disfunción sexual femenina el 43% de las mujeres entre 18 y 59 años ha experimentado algún tipo de disfunción sexual a lo largo de su vida. El 21% de las mujeres entre los 18 y los 29 años asegura que sufre algún tipo de dolor durante la relación sexual, mientras que el 27% habla de experiencias poco placenteras, revela una encuesta realizada por la Universidad de Chicago.
Pese a las evidentes pruebas de que los problemas sexuales en el sexo femenino son más frecuentes de lo que se cree, un estudio del Departamento de Urología y Psiquiatría de la Universidad de California indica que aproximadamente el 40% de las mujeres nunca ha buscado tratamiento o ayuda.
La disfunción sexual femenina (DSF) se puede clasificar en cuatro áreas en las que las mujeres presentan dificultades: el deseo, la excitación, el orgasmo y el dolor asociado con el coito (dispareunia y el vaginismo)
De acuerdo con la psicóloga y sexóloga Cristina Martínez, asesora de la Asociación Española para la Salud Sexual, desde el punto de vista psicológico y emocional la mujer tiene una sexualidad mucho más compleja y su experiencia está más asociada con los mensajes sociales y culturales que recibe.
“Las mujeres, a diferencia de los hombres, no nos atrevemos a vivir la masturbación con naturalidad y eso crea un gran desconocimiento de su propia sexualidad”, opina.
Martínez explica que la mujer está acostumbrada a que sea el hombre quien descubra su propio placer “sin pasar por ella misma” y esto se debe a que muchas de ellas jamás han explorado su área genital, lo que genera un “ocultismo o un mayor tabú en la mujer que en el hombre” que provoca la disfunción sexual.
Sin embargo, las mujeres suelen ser las que buscan las soluciones o tratan de averiguar cuáles son las dificultades que pueden tener, salvo en aquellas situaciones en las que, por ejemplo, la falta de deseo sexual está relacionada con una insatisfacción de pareja y en estos casos es posible que la mujer prefiera no buscar ayuda.
El doctor José Díaz Morfa, psiquiatra, psicoterapeuta y presidente de la Asociación Española de Sexología Clínica, afirma que socialmente la mujer “ha recibido el mensaje de no disfrutar de su sexualidad”, mientras que en el caso de los hombres el mensaje es totalmente contrario.
En realidad —sostiene Díaz— la capacidad sexual de la mujer desde el punto de vista fisiológico es mucho mayor que la del hombre.
Además, “la mujer puede hablar más de sus emociones y de su sexualidad, mientras que el hombre asume su papel de duro y de fuerte y le cuesta más reconocer sus problemas”.
Diaz sostiene que gran parte de las mujeres que sufren disfuncion sexual femenina tienen un origen fisiológico pero, para su correcto diagnóstico y tratamiento, es necesario descartar las causas médicas, psicológicas y sociales.
“No se puede abordar la disfunción solo desde el enfoque médico o psicológico. En muchísimos casos necesariamente son complementarios”, asegura.
Tipos de disfunción sexual femenina
1.Disfunción del deseo:
De acuerdo con el presidente de la Asociación Española de Sexología Clínica, el trastorno del deseo es probablemente la disfunción femenina más frecuente y puede tener muchas causas fisiológicas, psíquicas o sociales.
Un documento publicado por la Asociación Española para la Salud Sexual (AESS) indica que el 30 % de mujeres no tienen ningún tipo de deseo sexual. Esta situación se puede presentar en momentos concretos de la vida como el embarazo, el parto, la lactancia y la menopausia, o durante periodos de crisis.
La intervenciones quirúrgicas, desarreglos hormonales y ciertas enfermedades como la diabetes, cardiopatías, esclerosis múltiple, enfermedad de parkinson y la depresión pueden derivar en la ausencia de deseo.
Otros factores que pueden afectar al deseo sexual son cambios en los métodos anticonceptivos, cansancio, estrés, cambios de humor, obesidad o una mala imagen del propio cuerpo, la relación con la pareja, episodios sexuales traumáticos en el pasado y el consumo excesivo de bebidas alcohólicas y drogas.
2. Excitación sexual:
La AESS sostiene que la excitación sexual en la mujer como la erección en el hombre son principalmente reacciones vasculares. “Un problema físico puede dificultar o impedir que esto ocurra, sobre todo si existe algún factor que interfiera con el flujo de sangre o las terminaciones nerviosas en la zona genital, especialmente en el clítoris y la vagina”.
Las causas fisiológicas pueden ser la diabetes, enfermedades coronarias o aterosclerosis (arterias obstruidas). Las lesiones espinales también pueden interferir con los mensajes que se envían desde los órganos genitales al cerebro.
La falta de interés por una poca o inadecuada estimulación por parte de la pareja también puede explicar esta circunstancia.
El doctor Morfa sostiene que los problemas de excitación son más comunes en la menopausia y se producen generalmente por una alteración hormonal.
“No solamente en las llamadas hormonas femeninas, como estrógenos y progesterona, sino que también en algunas mujeres hay una disminución de los niveles de testosterona en sangre”.
3. Dolor:
El dolor durante el coito (dispareunia) puede ser causado por enfermedades inflamatorias de la pelvis, cirugía ginecológica o pélvica, radioterapia para tumores ginecológicos, tumores uterinos o vaginales y fibroides, endiometrosis, infecciones del tracto urinario, quistes de ovario, síndrome del intestino irritable, falta de lubricación o alguna infección de transmisión sexual.
Según la Asociación Española para la Salud Sexual, las mujeres no suelen acudir a su médico para tratar este tipo de dolor superficial y esperan que se resuelva solo.
Por su parte, el vaginismo es la contracción involuntaria recurrente o persistente de los músculos perineales que rodean el exterior de la vagina. Esta condición se considera una respuesta condicionada y que puede estar relacionadacon la anticipación de dolor en el coito.
El vaginismo generalmente se diagnostica en edades tempranas — señala Morfa— porque es la dificultad para que la mujer pueda ser penetrada y estos síntomas aparecen desde el inicio de las primeras relaciones sexuales (conocido como vaginismo primario).
4. Orgasmo:
El documento de la AESS explica que las dificultades para alcanzar el orgasmo se pueden clasificar de la siguiente forma: primarias (aquellos casos que nunca han tenido un orgasmo) o secundarias (han alcanzado el orgasmo anteriormente pero luego ha surgido la dificultad).
Esta disfunción puede tener origen psicológico, aunque también hay ciertas condiciones médicas relacionadas con el riego sanguíneo y las terminaciones nerviosas del clítoris.
Toda disfunción tiene una solución
Según el Centro Médico para la Sexualidad Femenina de Estados Unidos, comúnmente los problemas sexuales son resultado de factores físicos (médicos) y emocionales. Cuando una condición física es diagnosticada, por lo general puede ser tratada con relativa facilidad y en un corto período de tiempo, mientras que los factores psicológicos se resuelven con terapia sexual en periodos más largos de tratamiento.
Los problemas físicos que contribuyen a la disfunción sexual en las mujeres incluyen: desequilibrios hormonales, obstrucciones en los nervios, flujo de sangre insuficiente, espasmos musculares y tensión muscular.
El doctor Díaz explica que casi todas las disfunciones femeninas tienen un origen fisiológico y para solucionarlas hay que tratar primero la condición médica. “Si lo que produce la disfunción es una disminución de la testosterona, tengo que restituirla. Si es por diabetes porque no hay lubricación y el coito resulta doloroso, hay que tratar primero la enfermedad. A eso hay que añadir algunas estrategias psicológicas para que también se mejore el condicionamiento negativo o predisposición”.
Los aspectos psicológicos que contribuyen a la disfunción sexual en las mujeres son:
Trauma sexual.
Problemas derivados del estrés.
Problemas de comunicación con la pareja sobre el sexo.
Niveles conflictivos de deseo de una pareja.
Problemas derivados de largos períodos de inactividad
Problemas derivados de infidelidades.
La psicóloga Martínez añade que es importante valorar otros factores como la relación de pareja, la comunicación y el nivel de satisfacción de la mujer. “A veces puede haber mucha ansiedad a la hora de tener relaciones sexuales o una gran desconfianza porque una mujer se puede sentir acomplejada con su cuerpo”.
En consulta, lo primero que realiza un profesional a la mujer que padece disfunción sexual es una evaluación completa de la historia personal, familiar y sexual de la persona para identificar todas las posibles causas. “No es lo mismo una mujer que tiene una falta de deseo porque tiene problemas de autoestima, a una mujer que ha sufrido un trauma, ha sido violada o ha tenido una relación sentimental traumática”.
En el caso de la falta de deseo, por ejemplo, Martínez recomienda identificar sin este se produce de forma ocasional, es decir en un momento puntual, o si tiene que ver con la práctica sexual, con el lugar, el momento y las posturas. La psicóloga aclara que hay mujeres que creen tener una disfunción pero en realidad el problema está más relacionado con una insatisfacción respecto a la forma y los tiempos en los que se desarrolla el encuentro íntimo.
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